El cierre el pasado 16 de abril del túnel de Sa Mola, que conecta el núcleo mallorquín de Sóller con el puerto de la localidad, fue el primer recordatorio de que la temporada alta turística está a la vuelta de la esquina en Mallorca. El colapso de la carretera, provocado por la avalancha de visitantes que habían acudido con sus vehículos a esta zona del litoral, provocó el cierre del túnel para tratar de descongestionar la vía. La imagen no es nueva y se repite en multitud de jornadas a lo largo del año, sobre todo tras la pandemia, provocando el enfado de los vecinos del municipio que lamentan que no se atreven a salir de la localidad por miedo a no poder regresar o a tener que aguantar atascos kilométricos. El parque móvil de Sóller es de apenas 3.000 coches que se ven totalmente sobrepasados por los 20.000 que se pueden llegar a concentrar en el pueblo en los días de mayor afluencia, según datos municipales.. Seguir leyendo
Turismo masivo
La plataforma SOS Sóller reclama limitar la entrada de vehículos al pueblo y una campaña con inteligencia artificial denuncia la pérdida de rincones para los residentes


El cierre el pasado 16 de abril del túnel de Sa Mola, que conecta el núcleo mallorquín de Sóller con el puerto de la localidad, fue el primer recordatorio de que la temporada alta turística está a la vuelta de la esquina en Mallorca. El colapso de la carretera, provocado por la avalancha de visitantes que habían acudido con sus vehículos a esta zona del litoral, provocó el cierre del túnel para tratar de descongestionar la vía. La imagen no es nueva y se repite en multitud de jornadas a lo largo del año, sobre todo tras la pandemia, provocando el enfado de los vecinos del municipio que lamentan que no se atreven a salir de la localidad por miedo a no poder regresar o a tener que aguantar atascos kilométricos. El parque móvil de Sóller es de apenas 3.000 coches que se ven totalmente sobrepasados por los 20.000 que se pueden llegar a concentrar en el pueblo en los días de mayor afluencia, según datos municipales.
Este municipio del norte de Mallorca, conocido por sus naranjas y su arquitectura de casas de piedra, se encuentra enclavado a los pies de la sierra de Tramontana y dista apenas 21 kilómetros de Palma. El trayecto más corto permite llegar en apenas media hora por una carretera de doble sentido que parte desde la capital balear y atraviesa la montaña a través de un túnel, gratis desde 2017, y que desemboca directamente en el municipio. Las vías alternativas obligan a atravesar un puerto de montaña, recorrer toda la sierra o coger un tren histórico de madera que también conecta el pueblo con Palma. “Esta Semana Santa hemos estado a la expectativa de si podíamos salir de Sóller o no. Entre que cerraban el túnel del puerto, que había muchas retenciones para entrar al pueblo, el colapso de los aparcamientos y los problemas porque el transporte público va saturado, hay mucha gente que no se atreve a salir”, lamenta Mariabel Vigo, portavoz de la plataforma vecinal SOS Sóller.
La entidad recoge el sentir de los vecinos, agobiados por el desembarco masivo en los días festivos de turistas que no hacen caso a los paneles informativos instalados en la entrada del túnel en los que se informa de que los aparcamientos de la localidad están completos. Los enormes problemas que se registraron la pasada temporada llevaron al Ayuntamiento a tomar medidas junto a la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Consell de Mallorca que acordaron el cierre del túnel en su entrada, a siete kilómetros de la localidad, para descongestionar la zona los días de saturación y evitar que decenas de coches se quedaran parados en su interior durante largo rato. Sin embargo, el teniente de alcalde del municipio, Carlos Darder, del PP, afirma que el personal de la DGT ha brillado por su ausencia esta Semana Santa y no ha aparecido por la localidad para ayudar a descongestionar la carretera y sancionar a los infractores que dejan los coches aparcados en los arcenes y entorpecen la circulación. “En la DGT nos dijeron que tenían paneles portátiles para advertir de la saturación y aseguraron que estarían presentes para descongestionar donde hubiera retenciones. Esta Semana Santa han entrado 18.000 vehículos por día”, sostiene Darder.
La plataforma SOS Sóller considera que las medidas que se han adoptado hasta ahora por parte del Ayuntamiento son “insuficientes” y es necesaria una limitación de los vehículos de no residentes porque “la construcción de nuevos aparcamientos sigue atrayendo gente”. Vigo sostiene que actualmente ya es “inviable” aparcar y el colapso de automóviles seguirá por el sistema circulatorio del propio municipio, que no permite tomar vías alternativas a la única que hay para salir del pueblo. “Estamos encerrados”, lamenta la vecina, que insiste que el turismo que había hace cinco años ya era “mucho” aunque se podía sobrellevar. El cierre del túnel no distingue si deja fuera a turistas o residentes en la localidad, que según señala Vigo, se quedan atrapados “sin poder recoger a los niños del colegio o sin llegar a la hora al trabajo”.
Los vídeos de atascos publicados en redes sociales y el malestar que algunos vecinos han vertido en sus perfiles han provocado la aparición de campañas reivindicativas como la puesta en marcha por el usuario Wellcome to Sollerland que, mediante el uso de la inteligencia artificial, ha creado una serie de imágenes en las que denuncia la pérdida de la identidad del pueblo y del espacio público de los vecinos, los problemas del transporte público o la saturación de las calles por la avalancha de visitantes. Una plaza llena de ciclistas en las terrazas y un hombre que sujeta un cartel en el que dice ‘Yo antes tomaba un café en la plaza’ o la imagen de un niño en la playa rodeado de turistas tomando helado y sujetando un cartel que dice ‘Yo jugaba aquí‘.
El teniente de alcalde dice que entiende el malestar de los vecinos porque esta Semana Santa ha sido muy estresante por el nivel de saturación, que también reconoce el Gobierno de Baleares. No comparte Darder las declaraciones de la presidenta de la comunidad, Marga Prohens, que esta semana se negó a admitir una masificación generalizada en las islas y habló de momentos puntuales de saturación en lugares determinados, porque asegura que en Sóller la masificación “es de bastantes horas al día en las calles y en la carretera”. “Tenemos que buscar el equilibrio, porque vivimos del turismo, pero hay que tener cierto control y que el residente pueda circular tranquilamente”, señala.
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Sobre la firma

Colaboradora de EL PAÍS en las Islas Baleares. Periodista de la Cadena SER en Mallorca desde el año 2008, donde se ha especializado en temas de tribunales. Estudió Periodismo en la Universidad del País Vasco.
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