Ha sido un reencuentro feliz, pero también angustioso y, sobre todo, muy arriesgado. La familia palestina a la que la guerra de Gaza separó ha podido juntarse de nuevo en Linares (Jaén), donde residen desde hace tiempo, jugándose la vida escapando de los bombardeos que no cesan en la franja de Gaza. Y ha sido también un reencuentro incompleto, puesto que la hija mayor de la familia ha preferido, de forma voluntaria, seguir ejerciendo su labor como periodista en el conflicto armado desatado por Israel tras los atentados terroristas de Hamas del 7 de octubre de 2023, una guerra que truncó las esperanzas de la familia Hezagi.. Seguir leyendo
Ha sido un reencuentro feliz, pero también angustioso y, sobre todo, muy arriesgado. La familia palestina a la que la guerra de Gaza separó ha podido juntarse de nuevo en Linares (Jaén), donde residen desde hace tiempo, jugándose la vida escapando de los bombardeos que no cesan en la franja de Gaza. Y ha sido también un reencuentro incompleto, puesto que la hija mayor de la familia ha preferido, de forma voluntaria, seguir ejerciendo su labor como periodista en el conflicto armado desatado por Israel tras los atentados terroristas de Hamas del 7 de octubre de 2023, una guerra que truncó las esperanzas de la familia Hezagi.
“Estamos aún en una nube, muy felices, aunque es cierto que la alegría no es completa porque Huda ha querido quedarse allí”, ha explicado Emad Egazi de 57 años, que llegó en 1985 a Linares para estudiar Ingeniería y actualmente trabaja allí como profesor de Matemáticas, Física y Química en el centro SAFA. Tras casarse con Reem Skaik la familia se instaló en esa ciudad jiennense, donde nacieron todos sus hijos: Huda, periodista de 26 años; Nur, enfermera, de 23; Ahmad, que estudia Arquitectura en la Universidad de Granada, de 18; e Ismail, de 10.
La familia Hegazi llevaba casi cinco años separada. Primero porque la madre y sus hijos fueron a visitar a la familia y la pandemia les impidió el regreso. Allí empezaron a estudiar para no quedarse descolgados. Cuando volvieron, Ahmad terminó sus estudios y se encaminó hacia la universidad de Granada. Por eso él estaba en España, con su padre, cuando su madre y sus hermanos volvieron a Palestina de nuevo a ver a la familia y les pillaron los atentados terroristas de Hamas del 7 de octubre de 2023, los que truncaron cualquier esperanza de reencuentro. La familia se quedó dividida. Dos aquí, cuatro allí. Todos estuvieron cobijados durante la ofensiva israelí en su piso de Talelhaua. Pero esa vivienda fue bombardeada y tuvieron que refugiarse en la casa de sus abuelos, que también acabó destrozada por los misiles de Israel. Era la primera de las cinco mudanzas obligadas de su familia, que acabó refugiándose en la vivienda de un tío de la madre en los alrededores del hospital Al Shifa.
Con la inestimable ayuda de la plataforma Linares con Palestina, Emad escribió el año pasado al ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, para solicitarle que garantizara la evacuación de su familia de la Franja de Gaza, una petición que también trasladaron hasta la plataforma change.com. Pero todas las gestiones diplomáticas no han encontrado respuesta en todos estos meses, hasta el punto de que la familia ya había perdido cualquier esperanza de un pronto reencuentro.
Emag Hegazi explica que ha sido un regreso “muy difícil, complicado y muy arriesgado”. Estaba previsto que fuera la Cruz Roja la que sacara a la familia de la zona norte de Gaza, pero, aunque estaban en la lista de evacuados españoles, su ubicación en el norte de la Franja, lejos de la zona sur por donde se realizaron las operaciones de repatriación de los ciudadanos de nuestro país los dejó aislados entre las bombas. Eso obligó a la mujer de Amed a convencer a su madre, que había perdido a su marido en los bombardeos, y a tres de sus hijos a jugarse la vida contratando un arriesgado transporte privado que los llevó hasta Ammán, en Jordania. Huda, periodista, decidió quedarse para contar lo que veían sus ojos. Y lo primero que vio fue cómo su familia intentaba irse para refugiarse. Una vez ya en Ammán, sin ningún equipaje a bordo, madre, hijos y abuela viajaron hasta Turquía, donde cogieron un vuelo hacia Málaga, adonde llegaron el pasado sábado y donde fueron recibidos, entre una gran emoción, por los otros miembros de la familia que estaban en España y por los componentes de la plataforma Linares por Palestina, cuya ayuda ha resultado decisiva.
Aunque la primera evacuación de españoles tras estallar la guerra de Gaza sí que fue sufragada por el Gobierno español, ahora la familia Hegazi ha tenido que asumir de su bolsillo el coste de este regreso. “Solo me importaba juntarnos de nuevo, costara lo que costara”, precisa Amed.
La desesperación y el calvario sufrido por la familia fueron los motivos del infarto que sufrió el padre hace ahora un año y del que ha logrado recuperarse. “Es mucho peor lo que han sufrido nuestros familiares, ha sido y está siendo un auténtico horror porque Israel no para de bombardear casas, edificios y hospitales arrasando con todo”, explica un desolado Amed, que cifra en 70 los miembros de las dos familias, la paterna y la materna, que han muerto en la guerra de Gaza. “El cuerpo de mi hermano tuvieron que sacarlo de una montaña de escombros”, indica.
Amed, que agradece las muestras de apoyo recibidas de todos los linarenses, en especial de sus compañeros de trabajo en la SAFA, se muestra muy pesimista sobre la evolución del conflicto armado en Gaza. “Israel no va a parar hasta arrasarlo todo, no quieren hablar de paz”, zanja.